NIÑOS. No hay nada como ver disfrutar a un niño mientras come. También a una persona mayor, por supuesto, pero lo de los niños a mí, en particular, me llena de ternura. Mira que son difíciles de convencer para que coman alimentos como legumbres, pescados o algunas frutas y verduras, pero cuando algo les gusta, esas caras de felicidad, las boquitas llenas de manchurrones a los lados, el no verles levantar la cabeza del plato mientras se zampan lo que les gusta se convierte para mí en todo un placer.
Es cierto que como
la mayoría de mamás y papás trabajan fuera de casa, gran parte de los niños suelen comer en el
comedor del colegio y aunque los padres conocen de antemano el menú que les van a
servir a diario, un@ no puede supervisar directamente lo que comen realmente.
El otro día le pedí a una amiga que me enseñara alguno de esos menús y
echándoles un vistazo comprobé que en principio, son sanos y saludables. Para
mi sorpresa, existen menús especiales para niños celíacos y para los
intolerantes a la lactosa. Hasta ahí todo bien. Pero no nos engañemos. También
he preguntado a los niños que tal comen en el cole y los encuestados (las dos hijas
de una amiga) me han contado que como son tantos niños y comen a turnos, la hora del
almuerzo se reduce a comer a toda prisa en quince o veinte minutos y que tanto el aspecto como el sabor de las comidas deja mucho que desear. Es normal. No es lo
mismo cocinar para cinco que para quinientos y aunque la calidad de los
productos que se vayan a cocinar sean aceptables (que no lo dudo), las cocciones
largas, los recalentamientos constantes hacen que el producto vaya deteriorándose,
de forma que si un niño tiene suerte y pertenece al primer grupo de comidas,
los macarrones con carne y tomate estarán mucho mejores que si le ha tocado el tercer turno.
“¿Qué comen nuestros hijos?” es el título de una artículo que leí hace poco en "El País" y que explica la problemática de los comedores de los colegios en la actualidad. Al parecer, la masiva utilización de éstos no permite a la mayor parte de los colegios disponer de una cocina propia para abarcar tanta demanda. Por eso, buena parte de ellos está empezando a buscar alternativas para solucionar este problema subcontratando empresas de catering y recurriendo a la llamada “comida escolar de línea fría”, es decir, comida preparada fuera del centro, siendo responsabilidad del colegio únicamente la conservación y “regeneración” (recalentamiento) de las comidas antes de ser servido a los niños. Lógicamente, este tipo de empresas se han convertido en un negocio muy rentable en nuestro país pero los padres, principales detractores de este idea de comida "precocinada", reivindican para sus hijos una cocina casera y recién hecha. Por supuesto, la polémica está servida y encontramos opiniones para todos los gustos.
Pero, ¿qué dicen los expertos en nutrición? Básicamente, que si la línea fría se utiliza correctamente, este tipo de platos no tiene por qué diferenciarse de la comida hecha en la propia cocina del colegio. Además, al parecer, la línea fría es más segura que la transportada en caliente, demostrándose que los nutrientes no se pierden con la refrigeración, como temen muchos y que la única diferencia con la comida recién hecha podría estar en el sabor. Independientemente de lo que piensen los padres, está claro que los colegios tendrán que ir adaptándose a los nuevos tiempos y me temo que, en un futuro no muy lejano, la mayor parte de ellos recurrirán a este tipo de alimentación precocinada.
Creo firmemente en el dicho “somos lo que comemos” y yo añadiría “desde pequeños”. Una buena alimentación es fundamental para el desarrollo físico y mental de las personas y de ello dependerá nuestra salud en el futuro. Por eso es tan importante estar encima de lo que comen los niños, de prepararles platos nutritivos y saludables cuando estén en casa, de ir educándoles el paladar, introduciendo poco a poco nuevos alimentos en su dieta. En definitiva, no dejar en manos de otros (en la medida de lo posible), la alimentación de los más pequeños de la casa.
Y todo esto viene porque hace unos días, mientras esperaba a una amiga en su casa, pude comprobar como su hija pequeña devoraba literalmente un buen plato de
arroz con pollo. Mientras su madre y yo charlábamos, la niña, que parecía ajena a todo lo que su mami y yo decíamos, de repente levantó su cabecita del plato y sin más, me dijo : "Patri, ¿por qué no pones de comer en 'El Especiero' arroz con pollo? ¡A los niños nos encanta!". Pues nada. Dicho y hecho. Ya
sabéis que aquí las peticiones se cumplen, por muy pequeños que sean los
peticionarios, así que hoy os traigo mi receta de arroz con pollo y verduras. Voy a utilizar pechuga de pollo sin hueso, pensando en los más pequeños pero
por supuesto, podéis cocinarlo con alitas (a mí me encantan) o con muslitos de
pollo. En cuanto a las verduras utilizadas, podéis incluir las que más os
gusten. Esta receta es muy versátil y permite toda clase de modificaciones.
El arroz con pollo es un plato
típico de América Latina y España, con variaciones regionales según el país en
que se cocine. Consiste en arroz cocinado con pollo, en trozos o desmechado,
verduras (ají, pimentón, zanahoria, apio, habichuelas, cebolla, maíz, aceitunas, alcaparras…) y sazonado con especias (laurel, tomillo, cilantro, ajo…). En Colombia y Panamá, el arroz con pollo se hace con el pollo desmenuzado. En Perú es típico añadirle cilantro para darle sus característico color verde. En Ecuador se usa achiote para darle un vivo color amarillo y además, se le suele agregar pasas y en España se elabora en la tradicional paella y se le añade pollo, liebre y productos tradicionales de la huerta.
PAELLA DE ARROZ CON POLLO Y VERDURAS
INGREDIENTES (4 personas):
2 pechugas de pollo
2 dientes de ajo
1 tomate
1 cebolla
1 puerro
1 lata guisantes
1 lata pimiento morrón
1 lata aceitunas negras
1 manojo perejil fresco
2 vasitos arroz (300
gramos)
5 vasitos caldo pollo (750 ml)
Aceite de oliva
Sal
Pimienta
Unas hebras de azafrán
Un sobre de colorante alimentario
- En primer lugar, cortar las pechugas de pollo en daditos de un par de centímetros de grosor. Salpimentar.
- Ir calentando el caldo de pollo en un cazo, para incorporarlo caliente al guiso.
- Pelar y picar los ajos, la cebolla y el puerro.
- Lavar, pelar y despepitar el tomate (estrujándolo suavemente con la mano, para quitar las pepitas y el exceso de agua) y picarlo.
- En una paellera caliente (si no disponéis de una podéis hacerlo en una cazuela grande y baja), echar un buen chorreón de aceite de oliva y sellar los trozos de pollo a fuego fuerte (solo hay que dorarlos porque terminarán de hacerse con el arroz). Sacarlos y reservar.
- En ese mismo aceite, bajar a fuego medio e incorporar los ajos, la cebolla, el puerro , el tomate y comenzar a rehogar.
- Cuando la verdura esté blandita, incorporar el pollo y saltear un poco más.
- Añadir el arroz, rehogarlo un poco más junto con la verdura para que salga parte de su almidón y a continuación, regar con el caldo de pollo.
- Añadir un sobre de colorante alimentario y remover un poco.
- Probar y rectificar de sal y pimienta si fuese necesario.
- Agregar los guisantes, el pimiento morrón en trozos y las aceitunas negras.
- Cuando el caldo comience a hervir, bajar el fuego, añadir unas hebras de azafrán y cocinar unos 20’, hasta que el líquido se absorba.
- Casi al final, echar por encima un poco de perejil picado.
Labu apetiti! (¡Buen provecho! en letón). Nos leemos el próximo lunes. Que paséis un estupendo fin de semana.
P.D.: Si queréis escribir algún comentario o compartir esta receta en las redes sociales, podéis hacerlo un poquito más abajo. ¡Muchas gracias!
Los niños son el futuro. Estoy muy de acuerdo contigo en que debemos proporcionarles una buena alimentación porque somos nosotros los responsables de su salud. Me ha gustado mucho la publicación de hoy, Patricia. Lola
ResponderEliminarArroz con pollo y aceitunas. Qué buena idea! Tengo que probarlo.
ResponderEliminarComida muy socorrida. Permite añadir todo tipo de verduras e incluso alguna legumbre como judiones, con las que queda muy sabrosa. Marta
ResponderEliminarMarta, por supuesto que pueden añadirse judías y también garbanzos, eso sí, previamente hidratados, porque si no las legumbres quedarán duras cuando el arroz esté hecho.
EliminarSolemos dejar la alimentación de nuestros hijos en otros y es verdad que al final, no sabemos qué comen. Me parece muy importante que nos recuerden que tenemos que estar más pendientes. Luisa
ResponderEliminarEl arroz con pollo es un plato que ofrece muchas posibilidades y que gusta a todos. Me gusta la mezcla de verduras y aceitunas que has puesto. La próxima vez lo haré a tu manera. Pilar
ResponderEliminarQué rico el arroz con pollo. Yo le pongo también brocoli y judias verdes y queda buenísimo. Tu receta tiene muy buena pinta. Ana L.
ResponderEliminarAna, todas las verduras son bienvenidas en un arroz con pollo. Es muy buena idea lo de añadir judías verdes. Lo apunto para incluirlas la próxima vez.
EliminarDesde aquí os animo a supervisar la alimentación de los más pequeños. Es una tarea tan importante como darles una buena educación. Ellos os lo agradecerán en un futuro. Muchas gracias por vuestros comentarios.
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