PORQUE NO TODOS LOS COCIDOS LLEVAN GARBANZOS. Que me gusta comer lo tengo
claro. En casa bromean con el dicho de que es mejor regalarme un vestido que
invitarme a comer. Y me viene al dedillo porque además del buen comer, me gusta
comer en cantidad. ¡Eso de quedarme con hambre lo llevo fatal! Soy de probar lo
que haga falta y me pierden los sabores nuevos. Lo bueno de la gastronomía es
que cuando ya pensabas que lo habías probado todo, de repente viene alguien a
sorprenderte con una nueva textura, un nuevo ingrediente o una genial combinación
de sabores que te recuerdan que todavía quedan muchas cosas por probar. No
sabría decir qué me gusta más, si la carne, las verduras o el pescado. Por supuesto, tengo mis
favoritos en todos los bandos y creo que mis prioridades van por temporadas. Pero
si hay algo que me pierde y que antepongo al resto de alimentos son los platos de cuchara. Todos, sin excepción.
Sopas, cremas, purés y toda clase de guisos de legumbres son estos días mis
apuestas favoritas.
Pueblo de montaña en Cantabria |
Con la excusa de que estamos en
invierno y de que hace frío (aunque no lo que debiera, por cierto), ésta se
considera la temporada perfecta para deleitarnos con toda clase de pucheros contundentes
de legumbres, alimentos reconfortantes que por un lado nos ayudarán a entrar
en calor y que por otro, nos aportarán los carbohidratos y las grasas necesarias
para que el organismo funcione a tope en estas frías fechas. Así que yo no me
lo pienso dos veces y aprovecho esta temporada para ponerme hasta arriba de cocido,
judías, lentejas o pochas. Cualquier opción me vale. Pero para no cansarnos de
comerlas siempre de la misma forma, debemos buscar alternativas a nuestras
recetas de siempre, de modo que consigamos no aburrir al personal. Hoy me voy a
centrar en el cocido montañés, un tipo de cocido distinto al madrileño, al
maragato de León o al lebaniego de Liébana (Cantabria) y que se diferencia de
los anteriores porque no lleva garbanzos en su elaboración sino judías blancas.
Ingredientes básicos del cocido montañés |
El cocido montañés o puchera montañesa es un plato gastronómico
típico de Cantabria cuyos ingredientes esenciales son la alubia o judía blanca
y la berza, que se acompaña con el habitual compango asturiano, compuesto por
chorizo, morcilla y tocino, procedentes del “matacíu
del con” o de la matanza del cerdo, que se efectúa una vez al año y que
coincide con los meses más fríos del invierno. El cocido montañés es un plato
fuerte, con gran aporte calórico, por lo que suele utilizarse como plato
principal, degustándose primero la verdura y la carne al final. Se cree que su
origen se remonta al siglo XVII y que se preparaba para combatir el clima
húmedo y frío del invierno en la montaña. La denominación de cocido montañés
para este plato es de época reciente. Fue José Luis Herrero Tejedor, Delegado
de Información y Turismo en 1966, el que se encontró con que en Cantabria no
había un plato regional de gran fama, decidiendo denominar cocido montañés al
tradicional potaje asturiano.
Ya hemos hablado en otras ocasiones
de las alubias, pero nunca lo hemos hecho de la berza, hortaliza sin la que el
cocido montañés no sería lo que es. Berza,
col forrajera, col caballar, col gallega o col abierta son algunos de
los nombres con los que se denomina a esta verdura. Se encuentra frecuentemente en
la zona del norte de España, sobre todo en Asturias, Cantabria, norte de Castilla
y León, Euskadi, Navarra y Galicia. Se utiliza para hacer cocidos y guisos en
general, pero también se emplea como alimento para ganado y cerdos. Las hojas
verdes y suaves de esta verdura son grandes y algo carnosas. Son comestibles y
sus hojas más externas son de color verde claro, mientras que las el interior
son semiblancas. El tallo es alto y se hace leñoso al envejecer la planta. Se
cultiva en los huertos al comienzo de la primavera. A veces también se
encuentra silvestre. Suele recolectarse sin problemas durante los meses de
invierno. Son plantas muy resistentes al ataque de plagas.
La berza tiene muchos beneficios
nutricionales:
- Es una verdura imprescindible durante el invierno porque aporta gran cantidad de vitamina C, aumentando nuestras defensas frente a catarros e infecciones de las vías respiratorias.
- Su olor tan característico se debe a unos compuestos de azufre que actúan como antioxidantes, retrasando así nuestro proceso de envejecimiento, neutralizando los radicales libres y reduciendo la probabilidad de desarrollar cáncer. Estos compuestos son también los responsables de la formación de gases, por este motivo las personas con problemas de digestión deberán cocer la berza con comino o hinojo. Por otro lado, estos compuestos de azufre tienen propiedades balsámicas y expectorantes, muy beneficioso en época de catarros.
- Es importante masticarla bien y mezclarla con la saliva para desdoblar la fibra y así mejorar la digestión. Esta fibra ayuda a regular el estreñimiento y los niveles de azúcar y colesterol.
- Es una de las verduras más diuréticas que existen por su alto contenido en potasio.
- Está considerado como un antibiótico natural por contener ciertas sustancias bactericidas capaces de reducir algunos gérmenes microbianos.
Esta receta no es dificultosa en ningún caso, pero sí requiere
bastante tiempo de cocción. Su elaboración es parecida o más bien una mezcla
entre el cocido madrileño y la fabada, aunque con algunas diferencias. Puede
hacerse en la olla rápida, pero os aconsejo lo hagáis en cazuela y a fuego
lento, despacio y con calor uniforme. Hay que destacar también que es un plato
que está todavía más rico si come al día siguiente, porque el guiso aumenta su
sabor si está reposado.
INGREDIENTES (4 personas):
400 gramos alubias
blancas
300 gramos
tocino fresco
300 gramos
costilla cerdo fresca y adobada
1 hueso de
codillo
2 chorizos
1 morcilla
normal
1 morcilla
arroz
1 berza
2 patatas
medianas
1
cucharadita pimentón dulce
Sal
Aceite de
oliva
PREPARACIÓN:
- Poner en remojo las alubias la noche anterior en un bol con agua fría.
- Al día siguiente, en una cazuela grande, añadir las alubias junto con el resto de las carnes, A EXCEPCIÓN DE LAS MORCILLAS (tocino, costillas de cerdo, hueso de codillo y chorizos pinchados con un cuchillo). Se cubren con agua y se deja cocinar a fuego lento durante una hora y media.
- Cuando el agua comience a hervir, no olvidar espumar, es decir, desgrasar y clarificar con una cuchara la espuma que se forma en la superficie, pues ésta contiene impurezas, bacterias y grasas de los alimentos que se están cocinando. Es un paso importante de la cocción. Tras espumar el caldo se enriquece en sabor y por supuesto, mejora su presentación.
- Mientras tanto, lavar y trocear la berza en juliana. Pelar y chascar las patatas en trozos.
- Transcurrida la hora y media de cocción de las carnes y alubias, añadir la berza en juliana, las patatas y una cucharadita de pimentón. Seguir cocinando a fuego lento por espacio de 20’ aproximadamente para que la berza se haga y se mezcle con el resto de sabores.
- Transcurrido el tiempo, añadir las morcillas pinchadas con un cuchillo para que no revienten y dejar cocinar unos 15’ más.
- Para emplatar, servir las alubias, el caldo y las verduras por un lado y las carnes por el otro.
¡Salud! Que lo disfrutéis...
En mi casa se ha comido de siempre y está exquisito. Un plato con muchas calorías pero muy completo. Eva
ResponderEliminarMe encantan esos perolos inmensos que ponen en Asturias con cocido montañés. Está riquísimo. Ganas de hscerlo. Pilar
ResponderEliminarNo lo he probdo nunca. Se parece un poco al potaje, pero con más chicha, no??
ResponderEliminarNo lo he probado nunca pero me parece que voy a cocinarlo este mismo fin de semana. Pintaza. Carol
ResponderEliminarEste plato es un popurrí entre cocido, lentejas y fabada. No lo he comido nunca pero creo que merece la pena hacerlo. Tere
ResponderEliminarEste guiso es espectacular! Celia
ResponderEliminarQué rico!! Maite
ResponderEliminarMuchas muchas gracias por vuestros comentarios. Plato de cuchara distinto que animará vuestros días de frío. Animaos porque está buenísimo!
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