IMPOPULAR. No sé por qué me da que la leche frita no es un postre demasiado popular. De hecho, estoy segura de que no está entre el ranking de postres caseros más valorados en nuestro país como lo son por ejemplo, el flan de huevo, las natillas o el arroz con leche. La razón es para mí desconocida, pero lo cierto es que mientras preparaba el post y después de hacer una pequeña encuesta por ahí, las respuestas con respecto a qué opinan algun@s acerca de la leche frita van desde el “pichi, pichá”, pasando por el “no me gusta” directamente, hasta incluso el “¿leche frita?, no la he probado nunca”. En su defensa diré que a mí la leche frita me parece un postre estupendo, tradicional, típicamente spanish y no llego a entender por qué está, bajo mi punto de vista, tan infravalorado. Para l@s que no todavía no la conozcan les diré que la leche frita es típica en el recetario de muchas madres y abuelas de procedencia gallega y aragonesa donde la leche es uno de los productos estrella de aquellas regiones y quizás, con la clara intención de darle salida a este producto, la leche frita se ha convertido en la base de este postre barato y relativamente sencillo de elaborar que a mí me recuerda un pelín a las torrijas de Semana Santa.
La leche frita es un postre
elaborado con harina cocida y con leche, azúcar, canela y opcionalmente cáscara
de limón, que se mezcla una vez templada con azúcar, harina y yema de huevo
hasta que espesa, cortando la masa resultante en porciones que se rebozan en
harina, huevo batido y por último se fríen, sirviéndose espolvoreadas con
azúcar y canela.
Y como hoy la cosa va de leche, creo que puede ser interesante conocer un poco más este alimento, imprescindible en el crecimiento y desarrollo de las personas. La
leche es una secreción nutritiva de color blanquecino opaco producida por las
glándulas mamarias de las hembras de los mamíferos. Su principal función es la
de nutrir a las crías hasta que son capaces de digerir otros alimentos. Además, cumple otras funciones como proteger su tracto gastrointestinal contra
patógenos y toxinas, contribuyendo a la salud metabólica y regulando procesos
de obtención de energía, en especial en el metabolismo de la glucosa e
insulina. La leche de mamíferos domésticos como la vaca, búfala, oveja, cabra,
yegua, camella, alce, cerda y otros, forman parte de la alimentación humana en
las que los adultos son capaces de asimilar la lactosa.
Leche de vaca |
La leche está compuesta
principalmente por agua, iones (sal, minerales y calcio), glúcidos (lactosa),
materia grasa y proteínas. Además, hay evidencias de que la leche de casi todos
los mamíferos contiene derivados de la morfina llamados casomorfinas que se encargan de mantener cierto nivel de adicción
en los lactantes para incentivar su apetito, así como de tranquilizarlos en sus
primeras etapas de vida.
Beneficios del
consumo de leche:
- Baja en calorías. Aunque aporta muchos nutrientes, contiene muy pocas calorías.
- Gran variedad nutritiva. Contiene proteínas de alto valor biológico, grasas, hidratos de carbono, agua, minerales y vitaminas hidrosolubles y liposolubles.
- Previene la osteoporosis, siempre que su consumo haya sido el adecuado durante la infancia y adolescencia, es decir, en la etapa de desarrollo óseo.
- Favorece la formación de nuevos tejidos en el organismo, durante la etapa de crecimiento, en el embarazo, intervenciones quirúrgicas, quemaduras, fracturas…
- Neutraliza la acidez estomacal al tratarse de un alimento alcalino, aunque en algunas personas no produzca este beneficio.
- Tiene un efecto uricosúrico, facilitando la eliminación de ácido úrico a través de la orina.
- Promueve el crecimiento de la flora bacteriana intestinal, ya que la flora a su vez, sintetiza vitaminas del complejo B.
- Impide el desarrollo de gérmenes patógenos en el intestino, gracias a la acción del ácido láctico, sustancia producida por las bacterias intestinales al transformar la lactosa presente en la leche.
¡CUIDADO! con los intolerantes a la lactosa |
Inconvenientes del consumo de leche:
- Carente de algunos nutrientes, como fibra, hierro o vitamina C.
- Irritante para el aparato digestivo. En personas sensibles puede producir cólicos abdominales, agravación del colon irritable y de las úlceras gastroduodenales, inflamaciones…
- Puede agravar la artritis reumatoidea, ya que los complejos antígeno-anticuerpo generados por la leche pueden depositarse en las articulaciones, provocando su inflamación.
- Puede provocar anemia ferropénica, especialmente en bebés.
- Algunos de sus componentes como las grasas saturadas, la caseína y la lactosa, son factor de riesgo para determinadas enfermedades coronarias.
- Puede ser causante de cataratas, debido a la presencia de galactosa.
- Relacionada con algunos tipos de cáncer de próstata, ovarios y linfomas, debido a que la mayor parte de la grasa láctea es saturada.
- Contaminación bacteriana, química o radiactiva. Se trata de un alimento muy delicado, por lo que su conservación y procesado son claves para la salud pública.
- Contraindicada en las siguientes situaciones: intolerancia a la lactosa, alergia a la leche de vaca, galactosemia e intervenciones quirúrgicas de estómago.
Leche de coco |
Es interesante también tratar el tema de la leche vegetal, que aunque no es estrictamente leche, en la actualidad son muy
populares como alternativas cuando se producen intolerancias a las leches animales,
alergias u otros síntomas que no permiten ingerir leche. Así, encontramos:
- Leche de soja. A base de legumbres. Su textura y propiedades son similares a la leche de vaca, por lo que puede reemplazarse en caso de seguir una dieta balanceada. No es recomendable en mujeres embarazadas y en niños pues la leche de soja es rica en isoflavonas, derivadas de hormonas y fitoestrógenos.
- Leche de arroz. A base de cereales. Tiene sus límites, debido a su baja cantidad de proteínas. Se debe prestar atención al contenido alto de azúcar que contienen, especialmente en los diabéticos.
- Leche de avena. A base de cereales. Es rica en fibra, sin lactosa, sin colesterol y baja en grasas saturadas. Tiene menos proteínas que la de vaca y también avenina y gluten, no recomendada en celíacos.
- Leche de almendras. A base de frutos secos. Rica en vitaminas y minerales, sin lactosa y sin gluten. Tiene un bajo contenido proteico y es apta para alérgicos a los frutos secos.
- Leche de coco. A base de fruta. Es muy calórica, con grasas fáciles de digerir, baja en colesterol, sin lactosa y sin gluten. Sin embargo, es baja en calcio, en proteínas y alta en grasas saturadas.
Leche de soja |
¡Vamos con la receta! Recordaros que la leche frita puede comerse sola, con un poco de azúcar y canela por encima o también flambeada con algún tipo de licor.
INGREDIENTES (4 personas):
¾ litro leche entera
100 gramos azúcar blanquilla
80 gramos Maicena (harina
fina de maíz)
3 yemas huevo
40 gramos mantequilla
Cáscara de un limón
1 rama canela
1 vaina vainilla
Para rebozar:
3 huevos
Harina de trigo para rebozar
Aceite de girasol
Para decorar:
Azúcar blanquilla
1 cucharadita canela molida
- En primer lugar, hay que aromatizar la leche. Para ello, lavar el limón y cortar con un cuchillo un trozo de cáscara sin llegar a la parte blanca para que no amargue. Abrir la vaina de vainilla y sacar las semillas.
- Separar un vasito de leche del total. Incorporar el resto en un cazo y poner a calentar a fuego medio. Añadir la cáscara de limón, las semillas de vainilla y la rama de canela y calentar hasta casi el punto de ebullición, momento en que retiraremos el cazo del fuego y dejaremos templar.
- Mezclar la Maicena en el vaso de leche que hemos apartado y remover hasta que se disuelva por completo.
- Separar las yemas de las claras de los huevos e incorporar en un bol el azúcar y las yemas. Batir con ayuda de la batidora y el accesorio de varillas hasta que la mezcla espumee y esté blanquecina. Añadir el vaso de leche con Maicena y seguir batiendo hasta que no queden grumos, obteniendo como resultado una masa homogénea.
- Colar la leche infusionada y volver a añadir al cazo. Calentar de nuevo a fuego medio y cuando esté caliente, añadir la mezcla anterior poco a poco, mezclando con unas varillas sin parar hasta que la masa vaya espesando. NOTA: Es importante no dejar de remover. La mezcla puede llegar a quemarse o pegarse al cazo.
- Verter la mezcla conseguida en una bandeja o fuente untada con un poco de mantequilla de manera que quede un grosor de más o menos un centímetro y dejar enfriar como mínimo 6 horas (lo mejor es hacer la masa el día anterior para que cuaje perfectamente).
- Cubrir la masa de leche frita con un film transparente que quede en contacto con la masa para que ésta no haga costra. Reservar en el frigorífico.
- Cuando la masa esté fría y compacta, desmoldar con cuidado dándole la vuelta a la fuente, cortar en porciones cuadradas o rectangulares, pasarlas por harina primero y por huevo batido después, hasta que se impregne bien por ambos lados.
- En una sartén caliente con una buena base de aceite de girasol, freír las porciones hasta que estén doradas por ambos lados (aproximadamente medio minuto por cada lado) y retirar con ayuda de una espumadera a un plato con papel absorbente para que impregne el exceso de grasa. Quitar los restos de huevo y dejar enfriar un poco.
- Por último, en un plato llano, mezclar unas cucharadas de azúcar con una cucharadita de canela molida y embadurnar los trozos de leche frita por ambos lados.
- Servir caliente o frío, como más os guste.
Mwynhewch eich bwyd! (¡Buen provecho! en galés). Nos leemos el próximo miércoles.
P.D.: Si os apetece escribir algún comentario o compartir esta receta en las redes sociales, podéis hacerlo un poquito más abajo. ¡Muchas gracias!
Yo he tomado mucha leche frita cuando era peque. Mi abuela lo bordaba. Es cierto que hoy en día no suelo comerlo pero me encanta!! Me has recordado mi niñez. Olé por este postre. Inma
ResponderEliminarPues yo soy de esas que no lo ha probado. Puede que esté bueno. Desde luego tiene muy buena pinta. Eva
ResponderEliminarA mí pichi, picha, como tu dices. No me seduce mucho la leche frita. No la he probado flambeada. Suena bien. Nati
ResponderEliminarHace tiempo que no me como un trozo de leche frita. Antes era muy popular en España. A mí me encanta. Estupenda receta. De vez en cuando merece la pena recordar antiguos postres. Lola
ResponderEliminarQué rico. Mi madre sigue haciendo leche frita. Con miel tb está buenísima. Pilar
ResponderEliminarA mi no me gusta pero a mi marido le chifla. Tere
ResponderEliminarMe encanta la leche frita con ese toque de canela. Mi abuela le echaba un sirope de miel encima que no podía estar más bueno. Raquel
ResponderEliminarTenéis que probar este postre!! De verdad que os sorprenderá. Muchas gracias por vuestros comentarios.
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