PAPÁ NOEL VS. LOS REYES MAGOS. Se supone que la Navidad es época de paz, amor y de buenos deseos. Sin embargo, como en todas las casas cuecen habas, estas fechas están marcadas por polémicas del tipo “esta Navidad, con quién pasamos la Nochebuena, ¿con tu familia o con la mía?”, o “¿por qué no variamos el menú y este año cocinamos un solomillo de ternera en vez de la merluza al horno de siempre?”, o la mejor de todas “¿no estás gastando demasiado?”. Desde hace ya unos años, a este tipo de discrepancias se suma también la de quién debe traer los regalos de Navidad a los niños, ¿Papá Noel o los Reyes Magos? Según un artículo del diario ABC fechado el 29 de diciembre de 2014 (no creo que la opinión de los peques haya variado mucho desde entonces) la mayor parte de los niños españoles se inclinan por esperar al final de las vacaciones escolares para recibir sus regalos de mano de los Reyes Magos.
Evidentemente, en nuestro país, la
cobertura mediática de los Reyes Magos en TV, radio y prensa es importante y
más aún la celebración de la Cabalgata de Reyes la tarde-noche del día 5 de
enero, que paraliza la actividad de la amplia mayoría de las ciudades
españolas. A esto hay que añadir que la religión católica es la opción elegida
por gran parte de los españoles y que el Día de Reyes, los católicos celebran la
llegada de los Reyes Magos desde Oriente, Gaspar, Melchor y Baltasar,
tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, para rendirle homenaje y entregarle regalos
de gran riqueza simbólica (oro, incienso y mirra).
Sin embargo, si en España tenemos
la costumbre de los Reyes Magos tan arraigada, ¿de dónde proviene ese reciente
auge por la figura de Papa Noel? Por supuesto, la cultura americana tiene mucho
que ver. Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás son algunos de los nombres con
los que se conoce a este personaje que formaba parte del antiguo mito solar del
solsticio de Invierno al que el cristianismo sincretizó en la figura del obispo
cristiano de origen griego llamado Nicolás de Bari, que vivió en el siglo IV en
Anatolia, en los valles de Licia (actual Turquía). Al parecer, era una de las
personas más veneradas por los cristianos en la Edad Media. Del obispo Nicolás se cuentan cientos de historias, narrando sus milagros y bondades para con la
gente pobre. Su mítica fama de repartidor de regalos le viene dada por la
historia de un empobrecido padre de tres hijas, que no podía casarlas por no
tener la dote necesaria, condenándolas a ser unas solteronas. Nicolás, al
enterarse, le entregó al padre una bolsa llena de monedas de oro para cada una.
Se cuenta que este regalo fue hecho en secreto por el obispo, quien entró por
una ventana y puso las bolsas de oro dentro de los calcetines de las chicas,
que colgaban sobre la chimenea para secarlos.
La elección entre Papá Noel y los
Reyes Magos conlleva un intenso debate en muchos hogares, aunque al final la
experiencia me dice que los verdaderos beneficiados han sido los propios niños porque
al final, a la gran mayoría les visita primero Papá Noel el 25 de diciembre y
después los Reyes Magos, que hacen los propio el día 6 de enero.
Nochebuena y Navidad están a la
vuelta de la esquina. Comienzan las prisas y las últimas compras antes de
meternos de lleno en la cocina. Hoy os traigo una clásica receta navideña, con
el pescado como protagonista: lomos
de lubina en salsa de cava, un vino espumoso que aporta el toque festivo
al plato, elaborado en la Región del Cava en España, en la comarca catalana del
Penedés (provincias de Barcelona y Tarragona). Allí San Sadurní de Noya es el
centro de producción más importante y sede del Consejo Regulador del Cava,
cuyos adscritos son los únicos con plena capacidad para producir este vino y
comercializarlo bajo este nombre.
El cava comenzó a producirse en el Instituto Agrícola Catalán de San Isidro, que defendió el método champañés. Los primeros productores fueron Francesc Gil y Domènec Soberano, de Reus, y en 1868 lo presentaron en la Exposición Universal de París. En 1972, tras la disputa con Francia por la denominación protegida “champán”, se constituyó el Consejo Regulador de Vinos Espumosos, que aprobó la denominación de “cava” para nombrar al espumoso español. El método tradicional de elaboración del cava es el mismo utilizado para el champán, el méthode champenoise, obtenido a partir de una doble fermentación. Además de su sabor, su carácter espumoso y de que es considerado un alimento baja en grasas, el cava parece tener un atractivo más: su riqueza en polifenoles lo convierte en un antioxidante perfecto. Dentro de los cavas más conocidos se encuentran:
El cava comenzó a producirse en el Instituto Agrícola Catalán de San Isidro, que defendió el método champañés. Los primeros productores fueron Francesc Gil y Domènec Soberano, de Reus, y en 1868 lo presentaron en la Exposición Universal de París. En 1972, tras la disputa con Francia por la denominación protegida “champán”, se constituyó el Consejo Regulador de Vinos Espumosos, que aprobó la denominación de “cava” para nombrar al espumoso español. El método tradicional de elaboración del cava es el mismo utilizado para el champán, el méthode champenoise, obtenido a partir de una doble fermentación. Además de su sabor, su carácter espumoso y de que es considerado un alimento baja en grasas, el cava parece tener un atractivo más: su riqueza en polifenoles lo convierte en un antioxidante perfecto. Dentro de los cavas más conocidos se encuentran:
- Cava brut nature. El más seco de todos, sin añadir licor o vino viejo.
- Cava brut. Seco, con azúcar.
- Cava seco o reserva. El seco más viejo con un poco más de azúcar.
- Cava semi-seco. De gusto suave, con hasta 50 gramos por litro de azúcar.
- Cava dulce. Más dulce que seco, con más de 50 gramos de azúcar por litro.
- Cava gran reserva. Si además se denomina así, indica que la segunda fermentación ha durado un mínimo de 30 meses.
El concepto de preparar pescados al cava o al Champagne nos llega de la refinada cocina francesa del siglo XIX, cultivada por Savarín, abogado y gastrónomo francés que escribió en 1825, en plena Revolución francesa, el libro “La Phisiologie du Gout” (La fisiología del gusto), obra maestra acerca de la comida y del buen comer, exportada a medio mundo por Escoffier, conocido cocinero francés considerado “el rey de los chefs” a través de la cadena de hoteles Ritz.
Esta receta se elaborará en tres pasos principales. Por un lado se
preparará la salsa al cava, por otra la guarnición de puerros y por otro los
lomos de lubina. El pescado podéis cocinarlo a la plancha justo antes de
emplatar, pero os aconsejo que por aquello de la comodidad y de
no tardar excesivamente entre plato y plato, lo mejor será preparar los lomos de pescado previamente
al vapor o incluso en el horno y darles un último golpe de calor justo al final. Yo he optado por utilizar el horno, por considerarlo rápido, limpio y porque puedo cocinar todas las piezas de una vez.
INGREDIENTES (4 personas):
4 lubinas en lomos y sin espinas (2 lomos por persona)
3 puerros gordos
1 botellín de cava (250
ml.)
500 ml. nata líquida o
leche evaporada
½ vaso de agua caldo de pescado
1 nuez mantequilla
Sal
Pimienta
Aceite de oliva
- Limpiar los puerros y cortarlos en rodajas.
- Precalentar el horno a 180 grados.
- Para asar los lomos de lubina en el horno, salpimentar y colocar los filetes en una fuente refractaria. Añadir la mitad del botellín de cava, un chorrito de caldo de pescado y añadir un hilo de aceite por encima e introducir en el horno por espacio de 10-12’ (sabremos que el pescado está hecho cuando los lomos cambien de color y estén blancos por dentro y por fuera). Reservar.
- Para preparar la salsa al cava, en una sartén a fuego medio, echar un chorrito de aceite y comenzar a pochar la mitad de los puerros. Mojar con la otra mitad del botellín de cava e incorporar otro chorrito de caldo de pescado y dejar reducir hasta que casi se evapore todo el líquido. A continuación, añadir el brick de nata, salpimentar y dejar cocinar hasta que la salsa espese un poco. Cuando haya adquirido la consistencia adecuada, apartar del fuego y con ayuda de la batidora, triturar la salsa hasta conseguir una salsa fina y homogénea. Reservar.
- Para preparar la guarnición de puerros, en otra sartén y a fuego medio también, incorporar una nuez de mantequilla, un chorrito de aceite de oliva, salpimentar al gusto y comenzar a pochar la otra mitad del puerro. A mitad de cocción subir un poco el fuego y saltear para que la verdura quede crujiente, al dente. Reservar.
- Para emplatar, justo antes de servir, con el horno todavía caliente, darle un golpe de calor a los lomos de pescado. Colocar en el fondo del plato una fina capa de puerros salteados, los lomos de pescado encima y regar con una cucharadas de salsa al cava. Servir caliente.
¡Salud! Que lo disfrutéis...
Qué estupenda receta, Patricia. Tanto que creo que va ser mi plato principal en Nochebuena. Tendré que hacer la prueba estos días, pero la receta promete. Paz
ResponderEliminarMe encanta el pescado! Receta muy apropiada. Tiene un aspecto increíble. Con unas patatas cocidas o un arroz tienes un plato muy completo. No solo en Navidad. Clara
ResponderEliminarEl cava tiene un punto de acidez que resulta perfecto en las salsas. Me encanta el cava como buena catalana y lo utilizo muy a menudo en la cocina. Me gusta tu receta. Ana L.
ResponderEliminarQue rico. Aunque yo le hubiera puesto zanahoria e incluso patatas cocidas a los puerros. Buena opción xa preparar estos días de Navidad. Paz
ResponderEliminarPaz, desde luego puedes incluir cualquier verdura que te guste en la guarnición. Las hortalizas nunca están de más!
EliminarMe encanta! Eva
ResponderEliminarExcelente combinación. Rita
ResponderEliminarNo me puede gustar más esta receta. Pescado unido a una exquisita salsa de cava es lo más. Muy apropiada la receta de hoy. Carmen
ResponderEliminarMe encanta la lubina. Es un pescado muy fino. Acompañado de la salsa de cava tiene q estar muy rico. Maite
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios. Plato sencillo, elegante y con un sabor espectacular. No tardéis en probarlo!
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