GALLETAS DE JENGIBRE, MIEL Y CANELA

 

NAVIDAD DESDE OTROS PUNTOS DE VISTA. Pues eso. Que hoy siento cierta curiosidad por saber cómo se vive la Navidad en otros lugares del mundo. Seguramente, la respuesta dependerá de quien sea nuestro interlocutor, de sus creencias religiosas y también de su procedencia porque millones de personas celebran estas fiestas y lógicamente, en cada país, los ritos, preparativos y costumbres son muy diferentes. 

Investigando cómo celebran otras culturas la Navidad, os traigo una muestra de algunos de los países más curiosos:

1. NORUEGA. El 13 de diciembre, día de Santa Lucía, comienzan los actos prenavideños. En las mesas de los hogares noruegos no pueden faltar recipientes de arroz, en los que se esconde una almendra que llenará de buenos augurios al afortunado comensal que la encuentre. Salmón, bacalao, albóndigas de carne, paté de reno con arándanos y crema de bayas son algunos de sus platos típicos, junto a la cerveza y al akevitt (aguardiente noruego). Tras la cena se ilumina el árbol de Navidad y los niños aguardan la llegada del Julenisse, duende navideño que en Nochebuena se transforma en Papa Noël.
2. BRASIL. El mar juega un importante papel en Navidad. En Nochevieja, el cielo de las playas cariocas de Ipanema y Copacabana se iluminan con fuegos artificiales. Las filhas do santo (sacerdotisas africanas) encienden velas y lanzan al mar pequeños barcos llenos de flores y regalos. Si la marea se los lleva es un buen presagio y significa que Yemanjá, Diosa de los Mares, bendice el nuevo año.
3. RUSIA. Siguen el calendario de la iglesia ortodoxa y por eso, las celebraciones son unos días más tarde. La cena de Nochebuena está compuesta por doce platos, uno por cada apóstol. El pescado, acompañado por una sopa de remolacha son los platos estrella en este país. El Día de Año Nuevo, los niños rusos reciben la visita del Abuelo del Hielo, conocido como Maroz. Este personaje viaja acompañado de la Niña de la Nieve y juntos reparten juguetes, pasteles de jengibre y Matrioskas (muñecas rusas que contienen dentro de sí muñecas y más muñecas).
4. AUSTRALIA. Mientras que en otros países la nieve forma parte del decorado navideño, en Australia luce el sol veraniego. En lo días que preceden al 25 de diciembre, las familias acuden al concierto Carols by Candlelight (Villancicos a la luz de las velas), acontecimiento multitudinario que se celebra en parques y estadios deportivos de todas las ciudades. Sus menús navideños se componen de marisco, jamón dulce, ensaladas, carne fría y budín.
5. INDIA. El 25 de diciembre es Fiesta Nacional en la India y los cristianos que viven allí celebran la Navidad según las costumbres occidentales. Sin embargo, el Año Nuevo se celebra según el calendario hindú el 20 de abril, con grandes hogueras y baños rituales. Ese día, los peregrinos se bañan en el Ganges, en pozos o estanques considerados sagrados. La festividad hindú con una estética más cercana a la Navidad, salvando las diferencias espirituales es el Diwali, celebración en la que se adora a Lakshmi, diosa de la riqueza y prosperidad, donde amigos y parientes se reúnen para intercambiar regalos.
6. JAPÓN. Cuando llega diciembre, los japoneses se apresuran a saldar cuentas, a limpiar sus casas e incluso a renovar su vestuario, como símbolo de la entrada del nuevo año. El 31 de diciembre se celebra el Omisoka o Gran Día Final del Año. La tradición dice que durante el día se realice una limpieza especial de la casa para después, degustar con toda la familia las tradicionales tazas de fideos, símbolo de longevidad. Cuando el repique de campanas de los templos señalan el inicio del nuevo año los japoneses, fieles a la tradición, visitan el santuario sintoísta más cercano. Las celebraciones de Fin de Año concluyen hacia el 4 de enero.
7. MÉXICO. Los festejos comienzan el 16 de diciembre con Las Posadas (representación de la penuria que pasaron San José y la Virgen para encontrar posada en su viaje hacia Belén). Durante nueve días hasta Nochebuena, las familias se turnan cada noche y celebran una posada en su casa. Tras la representación comienza la fiesta, en la que los niños rompen una piñata que representa a Satanás, llena de naranjas, mandarinas, caña de azúcar y maní. El Día de Nochebuena, la cena se celebra pasada la medianoche, tras la misa. La Misa del Gallo se celebra también el último día del año, cuya costumbre dice que hay que barrer la casa para que la suerte entre limpia. El Día de Reyes se celebra recibiendo a los Reyes Magos y dando buena cuenta del Roscón de Reyes.

Representación de Las Posadas en México

Y después de impregnarnos de este ambiente puramente navideño, hoy os traigo una sencilla receta dulce, galletas con jengibre, miel y canela, que podéis preparar junto a los más peques de la casa cualquier tarde que haga frío, que llueva o que simplemente os apetezca pasar una tarde divertida con ellos en la cocina. Solo una recomendación importante: debéis poner cuidado a la hora de medir bien los ingredientes básicos. Una vez preparada y extendida la masa, los niños podrán ponerse manos a la obra, acompañados de un cortapastas o molde con motivos navideños e incluso si os animáis, después de hornearlas, podéis enseñarles a pintar las galletas con una glasa casera.

Esta receta, además de los ingredientes básicos de cualquier tipo de galleta (harina, azúcar, mantequilla y huevos), contiene diversas especias que proporcionarán un aroma y un sabor muy especiales a estas galletas. Canela, cardamomo, clavo y para mí, la especia estrella de la receta, el jengibre, una de las plantas más populares en la medicina tradicional china. 

Ingredientes básicos para elaborar galletas de Navidad

Por su sabor picante y aromático, el jengibre se recomienda consumirlo con moderación y siempre acompañado de otros alimentos. Puede ingerirse en infusiones, licuados, ensaladas, guisados y postres, ya sea en polvo, fresco o en jarabes. La única contraindicación que genera su consumo es que eleva la temperatura corporal, por lo que no es recomendable en pacientes con fiebre. Es rico en aceites esenciales, vitaminas, minerales, antioxidantes y aminoácidos y aporta muchos beneficios a nuestro organismo:

Jengibre fresco

1. Disminuye los dolores reumáticos y menstruales.
2. Es eficaz contra la gripe y los resfriados, favoreciendo la expectoración.
3. Mejora el flujo sanguíneo, previniendo enfermedades cardiovasculares.
4. Elimina mareos y vértigos.
5. Es un afrodisíaco natural y estimula la libido.
6. Es un antidepresivo natural.
7. Combate el envejecimiento prematuro y reduce el estrés.
8. Disminuye las migrañas al bloquear los efectos de la protasgladina.
9. Previene el cáncer de colon y de ovarios.
10. Facilita la digestión.

Y sin más, vamos con la receta. He decidido no pintar con glasa mis galletas con forma de estrellas navideñas (por aquello del exceso de calorías), sustituyendo esta decoración por el añadido de unas almendras picadas justo antes de hornearlas. Por supuesto, os indico la receta de la glasa casera por si os animáis a pintar las vuestras. Con ayuda de una manga pastelera y unas boquillas variadas de pequeño tamaño, ¡os pueden quedar realmente bonitas! Recordaros también que la glasa original es de color blanco. Si os apetece añadirle un poco de color, encontraréis colorantes alimentarios en cualquier supermercado que la teñirán automáticamente y con los que podéis obtener una gran variedad de colores. Consejos para preparar la glasa: uno, debéis utilizar azúcar glas en su elaboración, pues este tipo de azúcar tiene en su composición el almidón necesario para obtener la consistencia perfecta y dos, la proporción para pintar unas 20 galletas es de 200 gramos de azúcar glas por cada clara de huevo.

INGREDIENTES:

Para las galletas:

125 gramos mantequilla

390 gramos harina trigo

50 gramos azúcar blanquilla

65 gramos azúcar moreno

175 gramos miel

1 huevo

½ cdita. bicarbonato

½ cdita. jengibre en polvo

½ cdita. canela en polvo

½ cdita. cardamomo en polvo

¼ cdita. clavo en polvo

¼ cdita. sal

Un puñado almendras

Para la glasa:

200 gramos azúcar glas

1 clara de huevo
1 cdita. esencia de vainilla

PREPARACIÓN:

• Para preparar la masa de las galletas, batir la mantequilla en un bol hasta que esté cremosa. Es importante que esté a temperatura ambiente para que pueda trabajarse. Añadir los dos tipos de azúcar e ir batiendo la mezcla hasta que se vuelva blanquecina. A continuación, incorporar la miel poco a poco, removiendo. Por último, añadir el huevo y seguir removiendo hasta integrar bien todos los ingredientes.
• En un bol aparte, tamizar la harina, el bicarbonato y añadir todas las especias. Mezclar con unas varillas e incorporar poco a poco al bol anterior. Remover bien hasta integrar totalmente. Como resultado, debe quedaros una bola un tanto pegajosa, debido a la miel.
• Dividir la masa en varias partes iguales y envolverlas en papel film transparente. Reservar en la nevera (mínimo 2 horas) hasta notar que la masa está dura y consistente. Una vez fría, estirar las porciones con ayuda de un rodillo entre dos papeles de hornear.
• Picar las almendras en la picadora.
• Precalentar el horno 180 grados.
• Transcurrido el tiempo, cortar la masa con los cortapastas o moldes navideños, añadir un poco de almendras picadas encima de cada una y guardar la masa de galletas de nuevo en la nevera para que con el frío vuelvan a endurecerse (es necesario que la masa esté muy fría para que al hornear las galletas no crezcan, o crezcan lo menos posible). Los restos de masa que queden después de cortar las galletas debemos dejarlas enfriar de nuevo en la nevera antes de volver a utilizarlas.
• Hornear las galletas en el horno con calor arriba y abajo durante unos 10’, hasta que estén doraditas. Una vez hechas, sacar del horno y dejarlas reposar unos minutos en la misma bandeja porque estarán muy blanditas y puede que se rompan si las movemos. Después, con ayuda de una espátula, pasarlas a una rejilla para que se enfríen del todo.
• Una vez frías las galletas, si os apetece pintar las galletas, para preparar la glasa, en un bol, batir la clara de huevo hasta conseguir que espumee (no hay montarla, solo batirla). A continuación, añadir la cucharadita de esencia de vainilla. Por último, añadir el azúcar glas. Es importante añadirlo en tandas para calibrar el momento en que no haga falta más, pues la glasa debe quedar firme. Por eso, incorporar un tercio del azúcar glas y mezclar bien. Echar un segundo tercio de azúcar glas y seguir batiendo, hasta adquirir una dureza considerable. Echar el último tercio de azúcar glas y batir. La mezcla debe quedar totalmente blanca y bastante dura, tanto que adquiera la consistencia suficiente para “escribir”. Introducir la glasa en una manga de repostería con una boquilla pequeña ¡y a pintar!

¡Salud! Que las disfrutéis...