martes, 20 de septiembre de 2016

POLLO PICANTE CON ALBAHACA (PAD KRA PAO)


TAILANDIA. Que me gusta comer es evidente. Y que me gusta viajar os lo confieso ahora. Conocer nuevos lugares es para mí un auténtico placer. Soy de las que opina que viajar es una forma de aprender a vivir, a valorar lo que tenemos, a conocer nuevas culturas y costumbres de las que siempre hay algo que aprender, a entender que todas las personas somos iguales independientemente de donde provengamos, aunque no todos hayan tenido la suerte de nacer en un país, en principio, desarrollado y próspero.

Hace años, cuando pensaba en Tailandia me venía a la mente la peli “La playa”, de Leo Dicaprio, de la que lo único que recuerdo es aquella impresionante playa de arena blanca y agua azul turquesa que ahora sé que se grabó en la isla Kho Phi Phi Leh. Desafortunadamente, también tengo otro recuerdo de aquél país, mucho más horrible que el anterior, que fue el tsunami que en diciembre de 2004 asoló buena parte de las islas del sur tailandesas (islas Phi Phi, la playa de Kao Lak y Phuket), que causó más de 8.000 muertos solo en esa parte del océano Índico. Sin embargo, a pesar de todo, Tailandia ha seguido llamándome poderosamente la atención, así que después de echar un vistazo a varios destinos diferentes, decidimos que este año era el momento perfecto para conocer este país.

"Templo Blanco" en Chiang Rai

Tailandia es un país enorme. Por ello, si queríamos “empaparnos” de la cultura tailandesa en un par de semanas debíamos prepararnos para unos días intensos, con mucho madrugones, aviones, trayectos largos en furgoneta, etc. Dicho y hecho. Hemos visitado Bangkok, una ciudad hasta los topes de gente y con mucha polución, donde da igual que sea de día o de noche porque esta ciudad nunca duerme (ni el atasco constante de coches tampoco), donde la gente come a cualquier hora del día en uno de los cientos de puestos de comida callejera que puedes encontrar por todas las aceras de la ciudad, donde los rascacielos y edificios modernos se mezclan con el casco antiguo de la ciudad donde se encuentra el Gran Palacio o el Wat Phra Kaew, el templo budista más importante de Tailandia y donde el bullicio y sobre todo, el encanto de sus habitantes te van atrapando en esa maraña de calles, barrios y canales fluviales del río Chao Phraya que bordean la ciudad. Tras unos días en la caótica ciudad de Bangkok nos dirigimos a la zona norte de Tailandia, concretamente a Chiang Mai y Chiang Rai, donde pasamos del asfalto y la contaminación a los paisajes más frondosos e increíblemente verdes que he visto, donde se encuentra el famoso Templo Blanco y también el denominado “Triángulo de Oro” donde limitan Tailandia, Laos y Myanmar, sin olvidar una de mis excursiones favoritas, la ruta por la selva a lomos de un elefante. Finalmente, elegimos la isla de Koh Samui como paraíso para descansar los últimos días, donde además de dedicarnos a dorarnos al sol alquilamos una motocicleta para recorrer la isla (una imprudencia la mar de divertida) y también hicimos una excursión en barco hasta las famosísimas y originales formaciones rocosas que se levantan en el mar en forma de pequeñas islas donde hicimos kayak, snorkel y disfrutamos de ese agua verde turquesa tan espectacular.

Langosta a la parrilla

Como conclusión os diré que hemos visto templos, muchos templos, más de los que he visto en toda mi vida. Que hemos pasado calor, mucho calor, por no decir que casi nos derretimos. Que hemos descubierto el "tuc-tuc", una especie de taxi (pero mucho más original), que ha hecho que nuestros desplazamientos por las ciudades sean súper entretenidas y a veces, algo peligrosos también. Que hemos disfrutado de los maravillosos masajes tailandeses, a veces hasta dos veces al día. Que nos han timado, sí, sobre todo los taxistas, a los que Santi ha sido incapaz de pagar con la misma moneda por mucho que lo intentara y que hemos descubierto el "Muay thai", famoso combate de boxeo tailandés, donde para nuestra sorpresa, además de adultos pelean niños.

Pad Thai

Por supuesto, también hemos tenido tiempo para comer. La verdad es que mis expectativas con respecto a la gastronomía tailandesa eran enormes, así que uno de mis objetivos era justamente disfrutar a tope de la gastronomía tailandesa. Pero lo que son las cosas. Basta que pongas mucha ilusión en una cosa para que a veces no logres tu objetivo y si he de ser sincera, la cocina tailandesa me ha defraudado un pelín. Es cierto que ha habido ocasiones en las que he comido fenomenal, pero también otras que nos ha ocurrido justo lo contrario. Puede que mis ganas de encontrar platos maravillosos me hayan hecho disfrutar de ellos menos de lo esperado, puede que el olor constante y a todas horas a comida por las calles haya sido parte del problema o puede que también el sabor tan intenso que tienen algunos platos hayan tenido la culpa. Me habían hablado de los maravillosos pescados y mariscos que se sirven en las islas tailandesas y los había, pero con unos sabores tan fuertes, especiados y unos tipos de cocción tan diferentes que creo que nuestros paladares occidentales no han sabido apreciarlos del todo. La cuestión es que he de confesar que después de más de una semana totalmente inmersos en la comida tailandesa un día, mientras andábamos por una de las calles principales de Koh Samui, divisamos un enorme cartel anunciando un “Hard Rock Café” y nos faltó tiempo para entrar y sentarnos a “devorar” una enorme hamburguesa con patatas fritas.


A pesar de todo, hemos encontrado platos muy interesantes como el Pad Thai (noodles de arroz acompañados de verduras y pollo, ternera, cerdo o gambas), los famosos pinchos morunos de carne o pescado que se venden por las calles de todas las ciudades tailandesas, el Nám Tok (carne de ternera o cerdo cortada en tiras y salteada con verduras, chiles, salsa de pescado, juego de limón y hojas de menta), el Plakapong si neung iu (pescado cocinado al vapor con salsa de soja y verduras), los rollitos fritos thai picantes, el Ga iPad Metmamuang (guiso de trozos de pollo con anacardos, verduras y salsa de ostras) o el cerdo Satay (brochetas de pollo a la parrilla con salsa de cacahuete). 

Son también muy llamativos los zumos naturales como el jugo de coco o mango y las frutas tropicales, algunas bastante exóticas, que puedes encontrar en bolsitas de plástico, ya cortadas y listas para comer en cualquier puesto callejero como el durión (considerada la fruta más apestosa del mundo pero con una pulpa súper cremosa, con matices de avellana, albaricoque y plátano caramelizado), la pitaya rosa o amarilla, también llamada “dragon fruit”, rosa o amarilla por fuera y blanca con unos puntitos negros por dentro (muy dulce, parecida al kiwi o al melón), el mangostán de profundo color púrpura rojizo (con sabor dulce, cierto toque cítrico y textura de durazno) y el rambután (dulce y algo ácida).

Frutas exóticas tailandesas

Pero sin duda, nuestro plato favorito ha sido el Pad Kra Pao, un salteado de carne de ternera, cerdo o pollo con verduras especiadas, chiles y albahaca, que se sirve acompañado de arroz y junto a un huevo frito. Lo hemos comido en varias ocasiones y la verdad es que nos ha conquistado. Es picante y así debe prepararse porque si no pierde mucho sabor.

Cuando llegué a casa me puse a investigar en Internet cómo se hacía y comprobé que podía prepararlo sin problemas. Los únicos “peros” importantes que tiene esta receta es encontrar la famosa albahaca tailandesa (cosa bastante improbable, por cierto), que aunque tiene el mismo nombre que la nuestra, difiere bastante en cuanto a su sabor ligeramente dulce y con un trasfondo de regaliz que la distingue de otras variedades de esta hierba y también los chiles tailandeses, que son bastante más dulces.

Plakapong si neung iu

Así que esta vez no queda otra. Si quiero preparar el Pad Kra Pao tendrá que ser versionado. Yo voy a cocinarlo con pollo (podéis utilizar también ternera o cerdo) que saltearé en un wok con aceite caliente (o en su defecto en una sartén) y que acompañaré con salsa de ostras, salsa de pescado tailandesa o nampla (que podéis encontrar en supermercados tipo Carrefour o Hipercor), salsa de soja y unas hojas de albahaca, cebolla, ajo y chiles picantes (si no encontráis chiles frescos podéis utilizar tabasco o cualquier tipo de salsa picante). En cuanto al arroz, los tailandeses suelen utilizar el arroz jazmín (pero usad el que más os guste) y aceite de soja o de palma para freír (yo utilizaré aceite de oliva). 

¡Vamos con la receta!

INGREDIENTES (4 personas):
1 huevo L/XL
200 gramos arroz redondo, jazmín, basmati…
2 pechugas de pollo cortado en trozos pequeños
5 dientes ajo
2-3 chiles verdes o rojos tailandeses (o de los que encontréis, lógicamente)
1 cucharada salsa de ostras
1 cucharada salsa de pescado tailandesa o nampla
2-3 cucharadas salsa de soja
6-7 hojas de albahaca tailandesa (o de la nuestra, qué remedio)
½ cucharadita azúcar
Aceite de oliva
Sal
Pimienta


PREPARACIÓN:

  • Pelar y laminar los dientes de ajo. Uno de ellos se destinará a cocinar el arroz y el resto se utilizarán en el salteado de pollo.
  • Para preparar el arroz blanco, calentar un poco de aceite en un cazo a fuego medio, incorporar un diente de ajo fileteado y dorar. Añadir el arroz y rehogar unos minutos. Por último, añadir el doble y un poquito más de agua que de arroz, salar y dejar cocer a fuego lento hasta que el agua se evapore por completo. Una vez listo, reservar con la tapadera puesta.
  • Cortar las pechugas de pollo en daditos pequeños.
  • Laminar los chiles y también las hojas de albahaca.
  • Para preparar el salteado de pollo con albahaca, en un wok o sartén convencional, calentar un poco de aceite de oliva a fuego medio e incorporar el ajo y los chiles fileteados. Sofreír unos segundos y subiendo el fuego, incorporar los trozos de pollo. Salpimentar y freír durante unos minutos. Cuando la carne comience a cambiar de color, añadir la salsa de ostras, la salsa soja, la salsa de pescado y el azúcar, mientras termina de dorarse el pollo. Por último, añadir las hojas de albahaca fresca y mantener al fuego sólo unos segundos más. Reservar.
  • Mientras, freír un huevo en un una sartén caliente con un poco de aceite de oliva.
  • Para emplatar, poner en un lado de la fuente el pollo salteado con la albahaca, en otro un poco de arroz y justamente encima, el huevo frito. Servir caliente.

¡Buen provecho! Que lo disfrutéis...

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11 comentarios:

  1. A mí tampoco me gustó demasiado la comida tailandesa. Seguro que tuvo MUCHO que ver el constante olor a comida en las calles. A mí se me cerraba el estómago... Jajajajaja Pilar R.

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  2. Es lo que tienen los platos internacionales. Como no se encuentran buena parte de los ingredientes no queda otra que versionar. Pues tiene buena pinta. Lucía

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  3. Qué rico!!! También mi marido y yo tuvimos algunos problemas gastronómicos en Tailandia. Bajo mi punto de vista es la suciedad en las calles y todo el mundo comiendo como si nada. Raquel

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  4. No he estado en Tailandia pero tengo muchas ganas!! En general me gusta mucho la comida de allí. Probaré este pollo. Tiene muy buen aspecto. Maite

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  5. Me gusta este tipo de salteados de carnes. Son muy saludabes. Teresa N.

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  6. Menudo viaje más chulo!!! Qué suerte... A mí también me encanta viajar pero no lo hago tanto como me gustaría. Paz

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  7. Es cierto lo de la albahaca. La tailandesa sabe muy diferente a la española. Tengo un amigo tailandés que la trae seca de su país y de vez en cuando nos prepara unos platos increibles. Alejandra

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  8. Pues tiene muy buena pinta. Lo malo de cocinar este tipo de platos internacionales es la cantidad de salsas que una tiene que comprar para prepararlas. Belén

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    1. Belén, aprender a usar algunas salsas internacionales te da la oportunidad de crear nuevos platos o versionar algunos de los que ya cocinas, mejorándolos y dándoles un toque distinto. Anímate a comprar algún tipo de salsa nueva y pruébala. Te gustará!!

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  9. Veo que algun@s habéis tenido experiencias parecidas a las mías en vuestros viajes a Tailandia. Es lógico!!! Somos occidentales y nuestras costumbres culinarias son muy diferentes. Aún así, os animo a los que todavía no hayáis visitado Tailandia a hacerlo. Merece la pena vivir esa aventura!! Muchas gracias por vuestros comentarios.

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