TUBÉRCULOS. ¡Que me gusta a mí una papa frita! Qué pena que no sean demasiado saludables y que solo podamos comerlas de vez en cuando, porque no sé vosotr@s pero yo disfruto como una enana cada vez me ponen delante un buen par de huevos fritos con patatas y chorizo fritos.
Ya os adelanto que si echáis un vistazo en Internet encontraréis un montón de teorías acerca de por qué son tan adictivas las patatas fritas. Una de ellas me ha hecho mucha gracia, para qué os voy a engañar. Al parecer, la respuesta “científica” a que nos atraigan tanto las patatas fritas está en el aroma que se consigue al combinar las patatas junto al aceite listo para freír. ¡Y no es broma! En el año 2009 se hizo un estudio en la Universidad de Leeds (Inglaterra), que evaluó el aroma y los gases que se desprendían de ellas, comprobando que su olor era mucho más complejo que el de una simple fritura, asemejando al final el olor de las patatas fritas con una mezcla de jarabe de caramelo, cacao, queso, cebolla y ¡hasta de flores! ¿podéis creerlo? A decir verdad, soy bastante escéptica ante cualquier tipo de estudio que me diga que una patata frita sabe a flores, porque a mí me huelen a todo menos a eso pero, como el saber no ocupa lugar, me pareció curioso comentároslo.
Otra teoría, no sé si más creíble (o increíble, diría yo) que la anterior dice que lo que le ocurre a la
gran mayoría de los mortales cuando abre una bolsa de patatas fritas (entre las
que me incluyo) es que nuestro cuerpo genera un componente o “ingrediente mágico” que no te permite
dejar la bolsa hasta que no está completamente vacía. ¿De qué ingrediente
mágico hablamos? Pues ahora mismo os saco de dudas. Esta vez, un estudio de un
grupo de investigadores del Instituto Italiano de Tecnología de Génova,
descubrió que las patatas fritas generan en el intestino unas sustancias
endocannabinoides (¡sí!, no os asustéis, las sustancias adictivas que forman
parte de la marihuana), produciendo en nuestro organismo unos efectos similares
a esta droga. Así, cuando nos llevamos una patata frita a la boca y ésta toca
la lengua, se genera una señal que viaja primero al cerebro, luego por el
nervio vago (el responsable de estimular al sistema digestivo), llega al
intestino y estimula la producción de estas sustancias endocannabinoides,
productoras de la adicción. Éstas activarán a su vez a otras células que
segregarán sustancias químicas que también producirán un “efecto insaciable”, provocando tener que seguir comiendo patatas
fritas, pues interfieren en la producción de las hormonas responsables de la
sensación de hambre y saciedad. Si por algún casual interrumpimos el proceso,
se interrumpirá la regulación de la adquisición de las grasas que aportan las
patatas fritas a nuestro cuerpo, convirtiendo el proceso en una situación
descontrolada. ¿Increíble, verdad!?
Fuera de broma, realmente no sé
deciros qué base científica tienen este tipo de teorías, pero lo cierto es que
las patatas fritas ya sean caseras o en bolsa son, adictivas no, lo siguiente.
Y no digáis que no, porque ¡están buenísimas!
Como ya sabréis, la patata es un
tubérculo, al igual que lo es la batata o boniato, que va a ser la gran protagonista
de nuestra receta de hoy. Es cierto que ésta última suele quedar relegada a un
segundo plano cuando hace su aparición la patata, dada su popularidad en la
dieta española, sin embargo, hoy vengo con el objetivo de haceros cambiar de
opinión y presentaros la batata como una alternativa a la patata más que
saludable. Y no es que la patata no sea sana, no me entendáis mal, pero a veces
es bueno disponer de otras opciones para no cansarnos de comer siempre lo
mismo.
La batata o boniato es un
tubérculo muy similar a la patata, aunque más irregular y con la piel más dura
y gruesa. Se cree que es originaria de América y fue introducida en Europa por
los españoles, que la encontraron en la isla de Santo Domingo y le dieron el
mismo nombre con el que llamaban los indígenas al tubérculo: batata. También se
conoce con el nombre de boniato, camote, patata dulce, ajé y apichú.
En España, la batata se emplea
sobre todo en pastelería y repostería. Su cultivo precisa de un verano largo y
relativamente seco siendo Valencia, Murcia y Málaga las principales provincias
de producción en nuestro país.
La batata tiene propiedades
nutricionales parecidas a las de la patata, pero con la diferencia de que
presenta mayor cantidad de hidratos de carbono y vitaminas, además de ser más
digestiva, ya que contiene hemicelulosa, que es aún más blanda que la celulosa.
Sin embargo, si no se mastica bien, deja restos de almidón que fermentan con
facilidad en el intestino, por eso su consumo está contraindicado en personas que
padecen dispepsias de fermentación (digestiones pesadas y a veces muy
dolorosas), también en diabéticos y en aquellos que sufren obesidad, debido a
su alto contenido en glúcidos.
Algunas propiedades nutricionales
importantes a destacar de la batata son:
- Es una de las verduras más ricas en tocoferol, una vitamina antioxidante que ayuda a mantener la piel saludable y a mejorar la cicatrización de las heridas
- Es rica en vitamina A (carotenos) siendo un alimento muy beneficioso para la salud de la vista.
- Su color anaranjado anuncia su riqueza en antioxidantes, los más importantes tocoferol, flavonoides y carotenos, imprescindibles para mejorar la salud cardiovascular, ayudando a mejorar los niveles de colesterol malo (colesterol LDL). Además, mejoran las funciones cerebrales y estimulan el sistema inmunitario, previniendo el organismo frente al cáncer de mama y de colon.
Batata asada y batata frita |
La batata debe consumirse siempre cocinada, nunca cruda. Y tiene una
explicación. La batata está compuesta por un 70% de agua y un 30% de materia
seca aproximadamente. De este 30% de materia seca, la mayoría son carbohidratos
y de éstos, alrededor de un 70% es almidón. El almidón, cuando se cocina, es el
responsable de darle ese toque dulzón que caracteriza a este tubérculo, pues buena
parte de este componente se convierte en maltosa, un azúcar compuesto por dos
moléculas de glucosa que endulza una tercera parte de lo que endulza el azúcar
común. Esta degradación se produce cuando la temperatura de cocción llega a los
57ºC aproximadamente, pero cesa entre los 75 y 99ºC, obteniendo como resultado
batatas menos dulces. Es decir, las
batatas son más dulces cuando se cocinan a baja temperatura.
Estamos en plena época de batatas y como ya sabéis que hay que
aprovechar los alimentos de temporada hoy os traigo unas batatas rellenas de
carne picada con un toque picante, coronadas con queso fundido y verduras. ¡Anímate a probarlas!
INGREDIENTES (4 personas):
4 batatas medianas
350 gramos carne picada
1 cebolla mediana
2 dientes ajo
2 tomates
1 cucharadita comino
1 cucharadita pimentón dulce
1 cayena
200 gramos queso mozarella, enmental (cualquiera que funda)
100 ml. crema agria o sour cream (opcional)
Un chorrito de vino blanco
Aceite de oliva
Sal
Pimienta
- Precalentar el horno a 180-200ºC.
- Lavar y secar bien las batatas. A continuación, envolver individualmente cada batata en un trozo de papel de aluminio a la que añadiremos un poquito de aceite de oliva por encima. Asar por espacio de 40-50’.
- Mientras, pelar y picar la cebolla y los ajos.
- En una sartén a fuego medio, añadir un poco de aceite de oliva e incorporar los ajos, la cebolla y la cayena. Sofreír durante unos minutos y a continuación añadir la carne picada.
- Subir un poco el fuego y comenzar a freír. Cuando la carne comience a cambiar de color, añadir un chorrito de vino blanco y continuar friendo hasta que la carne picada esté doradita. En ese momento, apartar la sartén del fuego y añadir una cucharadita de cominos y otra de pimentón dulce. Mezclar bien y reservar.
- Cuando las batatas terminen de asarse y estén blanditas, cortarlas a lo largo. Con ayuda de una cuchara vaciarlas un poco e incorporar la batata extraída a la sartén con la carne picada.
- Mezclar bien todos los ingredientes y rellenar las batatas con la farsa de carne pìcada y batata.
- Añadir un poco de queso para fundir por encima y gratinar a 200ºC unos minutos en el horno.
- Mientras, picar un tomate y media cebolleta para decorar.
- Para emplatar, servir las batatas calientes, acompañadas de un poco de tomate, cebolleta picada y una cucharada de crema agria (opcional).
¡Buen provecho! Que las disfrutéis...
Qué rica receta!! Me vuelve loca el sabor dulzón de la batata. Eva
ResponderEliminarMezcla dulce, salada y picante. Tiene que estar buenísimo. Raquel
ResponderEliminarCómo me gusta la receta de hoy. Muy otoñal. Carla
ResponderEliminarSoy como tú. Muero por las patatas fritas! Ya se que no debo abusar de ellas pero es que estan tan ricasz... Lucía
ResponderEliminarNo he cocinado nunca la batata. Me has dado una idea estupenda. Seguro que a mis niñas les encanta. Silvia
ResponderEliminarNo sabía que la batata era dulce. Qué curioso!! Pilar
ResponderEliminarLas patatas fritas engordan porque el almidón absorbe gran parte del aceite donde las freímos. Rita
ResponderEliminarTienes toda la razón, Rita. Pero está bien divertirse con otras opiniones "menos científicas". Gracias por tu comentario.
EliminarNo he probado la batata. Pero me apetece hacerlo. Si la encuentro en el súper me apunto a cocinar este receta. Luisa
ResponderEliminarLuisa, las encontrarás sin problemas porque ahora empieza la temporada de batatas. Anímate con la receta. Te gustará!!
EliminarPintaza!!! Pilar R.
ResponderEliminarMi madre hace un puré de batatas exquisito. A mí me encanta a prsar de no comerla muy a menudo. Qué gusto de receta!!
ResponderEliminarPlato muy completo. Como plato único queda genia. Ana B.
ResponderEliminarOye, las batatas se pueden hacer en el microondas?? Así sería más rapido. Mar
ResponderEliminarSi. Claro que puede utilizarse el micro para cocer las batatas. Pero creo que en este caso es mejor asarlas en el horno. El asado le da un sabor especial a la piel. Pruébalo!!
EliminarMuchas gracias por vuestros comentarios. Me gusta introducir nuevos alimentos que os permitan variar vuestra dieta pero siempre de una forma muy saludable.
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