viernes, 8 de mayo de 2015

INTOLERANCIA A LA LACTOSA

¿ERES INTOLERANTE? Cada vez escucho a más gente que sufre de esta dolencia. No soy intolerante a la lactosa, pero a mi chico le sienta fatal la leche y desde que decidimos incorporar productos sin lactosa a su dieta, sus digestiones son mucho menos pesadas y en general, se encuentra mucho mejor. Así que, por solidaridad decidí unirme a la causa y a día de hoy puedo decir que estamos totalmente acostumbrados a su sabor y a utilizarla en mis recetas.

Hace unos días leí en "Scentia", un blog especializado en temas científicos, un artículo acerca de este tema, pero desde un punto de vista totalmente diferente. Si os apetece, podéis leerlo. Es muy interesante. Se titula “Rompiendo una lanza a favor de la lactosa”, donde se reivindica cómo las empresas lácteas de nuestro país han encontrado en los alimentos sin lactosa el santo grial de los alimentos funcionales. Según José (el químico bloguero que lo escribe), el mensaje que pretenden transmitir estos sectores lecheros es que la lactosa puede ser perjudicial incluso para las personas que no padecen este tipo de intolerancias. Y este artículo trata de darle la vuelta a la tortilla, rompiendo, nunca mejor dicho, una lanza a favor de la lactosa. Mediante demostraciones en diversos estudios científicos llega a la conclusión de que los que son intolerantes a la lactosa y han sido diagnosticados por un médico, deben saber que pueden consumir productos con baja concentración de este hidrato de carbono sin miedo a sentir ningún síntoma. Por otro lado, los que no somos intolerantes a la lactosa y decidimos consumirla, debemos ser conscientes de que lo hacemos por su sabor o porque nos gusta más y no porque creamos que tiene alguna ventaja saludable respecto a las leches con lactosa.

En fin, creo que este artículo tiene su parte de razón y además, también es cierto que los productos sin lactosa son mucho más caros (casi un 33% más, lo he comprobado) y para gustos están los colores, pero lo cierto es que, sin ánimo de ofender al bloguero de Scientia, he sido testigo y he comprobado los problemas digestivos que tiene una persona con intolerancia a la lactosa y lo rápido que desaparecen esos síntomas cuando empieza a consumir productos sin lactosa.

Por eso, y porque este problema está cada vez más presente en los hogares españoles, he decidido ponerme las pilas e investigar un poco más acerca de qué significa la intolerancia a la lactosa, por qué se produce y si tiene cura.

La lactosa es un azúcar que está presente en todas las leches de los mamíferos: vaca cabra, oveja y también en la humana. Es el llamado azúcar de la leche (C12, H22, O11), disacárido natural compuesto de glucosa y galactosa.


La lactasa es una enzima producida en el intestino delgado que juega un papel vital en el desdoblamiento de la lactosa (proceso necesario para su absorción por nuestro organismo) en sus dos componentes básicos: glucosa y galactosa. Si los niveles de lactasa son bajos o ésta no realiza bien su labor desdobladora, aparecen dificultades para digerir la lactosa.

La intolerancia a la lactosa significa que no hay suficiente enzima en el intestino delgado para romper toda la lactosa consumida. Esa lactosa no digerida pasará al intestino grueso, descomponiéndose por las bacterias, generando las sustancias de desecho Hidrógeno (H2), Anhídrido Carbónico (CO2), Metano (CH4) y ácidos grasos de cadena corta que provocan síntomas como náuseas, dolor abdominal, espasmos, hinchazón y distensión abdominal, gases y flatulencias, diarreas, vómitos, abatimiento, cansancio, problemas cutáneos, nerviosismo, trastornos del sueño…

Y la pregunta del millón es, ¿a quién afecta la intolerancia a la lactosa?


Existe una clara relación causa-efecto con el hábito de tomar leche. Aquéllos países que han sido tradicionalmente “ganaderos”, que se han alimentado generación tras generación de la leche de los animales, presentan  menos casos de intolerancia a la lactosa que aquéllos países que no están acostumbrados a su consumo. En la actualidad, la mayoría de la población mundial adulta tiene déficit de lactasa, excepto la población del norte y centro de Europa.

Existen varios tipos de intolerancia a la lactosa. La genética, progresiva e incurable, que la padece más del 70% de la población mundial, no existe curación posible porque el individuo no recupera la enzima y los síntomas sólo se alivian con la suspensión de los productos lácteos en la dieta. La temporal o curable, cuya disminución de lactosa es secundaria, provocada por un daño intestinal temporal cuyas posibles causas son: problemas intestinales provocados por virus, bacterias o parásitos, enfermedades intestinales (Chron), intolerancia a las proteínas de la leche de vaca, malnutrición, la toma de ciertos antibióticos, después del destete en los bebés, la cantidad de lactasa se reduce si el niño no está continuamente expuesto a la lactosa a través de su dieta. Por eso es importante introducir la lactosa de forma gradual. Y la congénita, de nacimiento e incurable, que es muy rara, provocada por un defecto congénito o genético. Se han detectado muy pocos casos en el mundo, la mayoría de ellos en Finlandia.

Lo importante de esta dolencia es detectarla a tiempo mediante diferentes pruebas médicas, como el test de hidrógeno en el ambiente, el test sanguíneo de sobrecarga de lactosa, una biopsia del intestino delgado o un test genético y aprender a vivir con este tipo de intolerancia.

La falta de leche en la dieta produce falta de Calcio, Vitamina D, Riboflavina y proteínas. Algunas fuentes alternativas de obtención de calcio son las sardinas, el salmón,  gambas, col y espinacas y de vitamina D la exposición del organismo al sol y también el hígado de bacalao.

Las complicaciones más comunes son la pérdida de peso y la malnutrición. Por tanto, es esencial consumir otros productos ricos en esas sustancias, así como las recomendadas de Vitamina A, C, Fósforo, Magnesio y Potasio, los cuales ayudan a la absorción del calcio.

Por supuesto, en la actualidad no hay por qué renunciar al sabor y propiedades nutritivas de la leche de vaca, pues en el super podemos encontrar una gran variedad de marcas de leche y de productos derivados lácteos como quesos, yogures, batidos de sabores, nata, etc, cuya lactosa se ha eliminado o hidrolizado previamente.

También se encuentran ya a nuestro alcance los suplementos de lactasa en forma de pastilla/cápsula que permiten consumir productos lácteos si comemos fuera de casa y no estamos seguros de si los platos que vamos a consumir contienen o no lactosa. Éstas aportan a nuestro organismo la lactasa que necesitamos para desdoblar la lactosa de una comida en concreto. Su efecto es momentáneo y se recomienda su uso esporádico. El inconveniente radica en encontrar la dosis adecuada, que dependerá del grado de intolerancia y la cantidad de lactosa ingerida.

Y tú, ¿eres intolerante a la lactosa? Y si la sufres, ¿cómo afrontas tu dolencia?

P.D.: Si queréis escribir algún comentario o compartir esta receta en las redes sociales, podéis hacerlo un poquito más abajo. ¡Muchas gracias!

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9 comentarios:

  1. Muy buen artículo. No soy intolerante pero mis dos hijos si. Lo pasé fatal hasta que dimos con lo que tenían. Hace falta mucha más información de la que tenemos sctualmente. Luisa

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  2. No se si soy intolerante pero lo cierto es que la leche me sienta fatal. Me has hecho pensar si puedo serlo. Quizas deba probar a comprar leche sin lactosa x unos meses, a ver si noto mejoría. Gracias Patricia. Muy interesante

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  3. No sabía que la intolerancia tiene una causa efecto con el habito que tenemos de tomar leche. Ni tampoco que dependía de lo habituados que estemos a tomarla. Un artículo super interesante.

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  4. Yo no sabia que la intolerancia a la lactosa era a veces curable. Me ha gustado mucho el artículo. Lola

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  5. Es cierto que los productos sin lactosa son mucho más caros. No hay derecho!! Pilar

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  6. Soy intolerante, pero desde hace no mucho tiempo. Me diagnosticaron una bacteria en el intestino y desde entonces he tenido que pasarme a los productos sin lactosa. Pero es verdad que si salgo fuera de casa y como algo con lactosa, no suele pasarme nada más que un breve dolor de estómago. Supongo que mi caso no debe ser muy grave. Interesante artículo. Mónica

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  7. No soy intolerante pero creo que no está de más saber en qué consiste. Muy bueno el artículo de hoy. Emilio

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  8. Buena información. Me gustan mucho estas secciones que haces de vez en cuando. Marta

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  9. Muchas gracias por vuestros comentarios. De vez en cuando está bien aprender acerca de dolencias y enfermedades que están directamente relacionadas con lo que comemos. Prevenir nunca está de más!!

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