Admiro a esas personas que se
toman su tiempo para desayunar como es debido. Estamos hartos de escuchar que
el desayuno es la comida más importante del día, de seguir el dicho popular “desayuna como un rey, come como un príncipe
y cena como un mendigo” y no es por justificarme (bueno, en el fondo sí), pero la vida que llevamos, el constante “llego
tarde” o el “tengo que apurar esos
últimos diez minutillos en la cama” pueden con la mayoría, ¿no creéis?
Reconozco que este post lo he
hecho pensando únicamente en mí. Se supone que en “El Especiero” trato de enseñaros recetas sanas, hábitos saludables
y resulta que yo, que debería dar ejemplo, soy la primera que incumple el más
importante de ellos. Me niego. Tengo que cambiar. La cuestión es, ¿por qué es
tan importante la hora del desayuno?, ¿realmente sabemos en qué consiste?, ¿qué
alimentos son indispensables? ¿en qué cantidades? Creo que ha llegado el momento de despejar todas nuestras dudas.
El desayuno rompe con el ayuno
nocturno, activa el metabolismo, aportando los nutrientes y la energía
necesaria para realizar con éxito las tareas diarias. En este sentido, quienes
desayunan consiguen un mayor rendimiento físico e intelectual. La pereza, las
prisas o la falta de apetito son algunas de las razones que nos llevan a no
dedicarle el tiempo necesario.
Echando un vistazo por internet
he leído un artículo super interesante en Huffpost.com que se titula “11 cosas que debes saber sobre el desayuno y que nadie te ha contado antes”, que me viene al pelo para explicaros los
buenos hábitos del desayuno. Ya os adelanto que me ha convencido al 100%.
- Desayunar suele estar relacionado con gente que lleva una dieta mucho más equilibrada y ordenada que aquéllos que no lo hacen.
- Desayunar ayuda a prevenir la obesidad, porque quienes lo hacen llegan a la hora de comer con menos hambre y suelen picotear menos durante la mañana. Además, es más probable perder peso si se desayuna y se realiza un mayor número de comidas pequeñas que si no se hace y luego se ingiere el mismo número de calorías totales pero sólo en dos o tres ingestas.
- Hay que variar el desayuno, igual que no comemos o cenamos todos los días lo mismo. No es lo mismo comerse un kiwi que tomarse un zumo de naranja, ni tampoco es igual tomar un yogur con cereales que un café con leche y tostadas.
- Hay que dedicar al desayuno entre 20-30’, igual que hacemos en el resto de las comidas.
- El desayuno europeo está bien, pero si nuestras costumbres son también europeas. Desayunar huevos revueltos, yogur con cereales, fruta y pan puede resultar muy apetecible, pero es un error si luego llega la hora de comer y lo hacemos de forma copiosa, como acostumbramos los españoles. Para imitar las costumbres europeas, debemos imitar también el resto de sus comidas y para los europeos, la hora de la comida es, más que nada, un tentempié.
- El desayuno puede dividirse en dos tomas (¿ves como no lo hago tan mal, mamá?). Debemos ingerir un 25% de la ingesta total de calorías en cada una de las comidas, pero no es necesario tomarlas todas de golpe.
- Levantarse sin hambre se puede arreglar. Esta inapetencia puede venir motivado porque cenamos mucho, muy tarde y porque nos vamos a la cama nada más terminar. Levantarse con tiempo puede estimular el apetito.
- Desayunar reduce el estrés y el mal humor. Tras 8-10 horas sin comer, nuestro organismo sufre un déficit de glucosa (nuestro principal combustible), por lo que si no desayunamos le obligamos a quemar otras reservas energéticas que causan alteraciones en el organismo y que pueden producir decaimiento, falta de concentración y mal humor.
- Los dulces y el bacon están permitidos, pero mejor durante el finde. No hay ningún alimento prohibido a la hora de desayunar, pero los más calóricos debemos tratarlos como caprichos.
- Hay que aprender desde niños. Primero, porque sin desayunar baja el rendimiento escolar y segundo, porque aquéllos niños que desayunan habitualmente con sus papis tienen más probabilidades de continuar con ese hábito en su etapa adulta.
- Desayunar en casa ayuda a ahorrar.
Por ahora no hay peros que valgan, ¿verdad? A estas alturas ya tenemos
la mitad del problema resuelto. Pero, ¿de qué debe estar compuesto un desayuno
sano y equilibrado?
CARBOHIDRATOS. El pan (de molde o de barra), las tostadas o los cereales (como el pan integral, los copos de avena o el muesli) son las opciones más recomendables para el desayuno porque además de proporcionarnos hidratos de carbono, que aportan energía, vitaminas y minerales, son una importante fuente de fibra. Puede recurrirse, sin excesos, a galletas o barritas de cereales y debemos huir, en cambio, de la bollería industrial.
LÁCTEOS. La leche, el yogur o el queso fresco no deben faltar porque nos aportarán proteínas de alto valor biológico además de calcio, hierro y zinc. Naturalmente, no se puede abusar de ellos ni tomarlos de forma conjunta a diario.
FRUTAS. Aportan las vitaminas hidrosolubles necesarias para el organismo, ayudan a mantener el buen funcionamiento del intestino y órganos digestivos. Se pueden tomar frescas, enteras y en zumo. Aunque todas las frutas son saludables, la naranja es una fantástico aliado para empezar bien el día.
OTROS. Se pueden añadir en nuestra dieta y sin abusar otros elementos como grasas (aceite de oliva y frutos secos), azúcares (mermeladas, miel, cacao), proteínas (huevo, atún, fiambres) y verduras (tomate, lechuga).
Y eso es todo. Como conclusión hay que decir que para que un desayuno sea perfecto, éste debe ser variado y cubrir alrededor de una cuarta parte de nuestra alimentación diaria. Si debemos ingerir 2000 kcal/día (medida recomendada para una persona adulta sin una gran actividad física), cerca de 500 kcal nos las debe aportar el desayuno.
Y vosotros, ¿qué desayunáis?
Nos leemos el próximo lunes.
P.D.: Si os apetece poner algún comentario o compartir esta receta en las redes sociales, podéis hacerlo un poquito más abajo. ¡Muchas gracias!
Estoy totalmente de acuerdo contigo. No podemos desayunar peor. Habrá que aplicarse el cuento. Muy interesante. Gracias Patricia. Carmen Heras
ResponderEliminarYo tengo hijos y me cuesta que desayunen como deben. Tienes razón, hay que intentarlo. Interesante artículo. Lola
ResponderEliminarTienes mas razón que un santo!! Maite
ResponderEliminarPatri, yo soy de esos q no pueden salir de casa sin desayunar, solo pensarlo me mareo jajaja Crear un hábito de buen desayuno al principio es complicado por la pereza, pero si logras superarlo tu cuerpo te lo agradece con creces a lo largo del día. Me encanta tu blog, muy interesante y ameno! Enhorabuena👍
ResponderEliminarY no sólo desayunamos mal... Habría que analizar también el resto de las comidas. Más de uno sacaríamos un suspenso. Hay que ponerse las pilas!!
ResponderEliminarMe encanta la hora del desayuno. Y no puedo marcharme de casa sin tomar mi bol de cereales con frutas y mi café con leche. Eso no lo perdono x nada del mundo! Ana
ResponderEliminarMe gustan esta clase de artículos. Muy entretenidos e instructivos. Ana López
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestros comentarios!! Me alegra comprobar que los artículos os parecen interesantes. Espero os ayuden en vuestra vida diaria. Si os preocupa u os apetece tratar cualquier tema de salud en particular no dudéis en pedírmelo. Estaré encantada de poneros al día!! Saludos a tod@s!!
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