viernes, 18 de marzo de 2016

GOFRES O WAFFLES CASEROS


CELDAS DE ABEJA. Por falta de tiempo, los días de diario no suelo desayunar hasta que no llego a la oficina. Me levanto muy temprano y soy incapaz de madrugar veinte minutos antes para desayunar como Dios manda. Así que desde que abro el ojo cuando suena el despertador hasta que un buen rato después el atasco me permite llegar hasta mi trabajo, no disfruto de un yogur natural con unas cucharadas de avena en copos, acompañado de alguna pieza de fruta y de un té bien calentito con galletas. Sé que salir de casa sin nada en el estómago está pero que muy mal (ya se encarga mi madre de repetírmelo por activa y por pasiva cada vez que sale el tema) pero es que para mí es todavía peor no dormir lo suficiente. Por eso, ya que los fines de semana puedo levantarme más tarde, me tomo todo el tiempo del mundo para disfrutar de un desayuno en condiciones mientras leo las noticias o veo un rato la tele. El menú de mis desayunos va por temporadas. Hay veces que me apetece más salado que dulce y puedo desayunar un bollo de pan con cereales acompañado de un poco de mantequilla o de algún tipo de queso fresco o de untar y de un poco de fiambre; otras veces, sin embargo, el cuerpo me pide tomar algo dulce como tostadas francesas, pancakes o tortitas e incluso alguna pieza de bollería. En ambos casos me gusta acompañar el desayuno con algo de fruta, un tazón de leche o yogur con cereales, un smothie (zumo natural de frutas y verduras) y por supuesto, mi té preferido.

Gofre dulce con frutos rojos y nata montada


Hace tan solo unas semanas, una tarde escuché que mi madre me preguntaba desde la cocina, ¿quieres un waffle, hija? ¡Menuda pregunta, mamá! Le respondí yo mientras abría la puerta y la encontré sirviéndome el gofre en un plato, acompañado de una nuez de mantequilla y de un poco de sirope de arce. Mi primer pensamiento fue que los había comprado en el super, de esos que vienen precocinados y que simplemente se calientan en la tostadora. Sin embargo, mientras me sentaba, vi que tenía esa especie de plancha o sandwichera encendida, con un dibujo que simula las celdas de abeja (llamada gofrera) y que volvía a rellenar el cucharón con más masa para seguir haciendo unos cuantos más, mientras me comentaba lo fácil que había sido prepararlos. ¡Fue todo una sorpresa! La verdad es que disfruté de lo lindo, porque los waffles recién hechos están buenísimos, tan blanditos y crujientes a la vez. Lo tuve claro desde ese momento. Tenía que preparar una publicación que incluyera esta receta. Y como hoy hablamos de desayunos, creo que el waffle o gofre puede ser el complemento perfecto para preparar durante el fin de semana porque además, aunque algunos no lo sepáis, permite cualquier tipo de acompañamiento, dulce o salado. Dicho y hecho. 

Gofre salado acompañados de pollo frito


Waffle, gofre, wafol o wafle es una especie de torta con masa crujiente parecida a una galleta tipo oblea de origen belga que se cocina entre dos planchas calientes. Tiene apariencia de rejilla, resultado de la forma del molde de la gofrera (placa con molde especial elaborada de hierro fundido). La forma de rejilla asegura la cocción de toda la masa. La práctica de cocinarlo entre placas que mantienen la temperatura a cien grados y una presión de vapor sellada constante, hace útil su elaboración en climas fríos y le proporciona ese color dorado anaranjado tan característico.

Gofre salado de huevo, beicon y lechuga

El waffle tiene sus orígenes en la cocina medieval. Los hierros de hacer gofres consistían en dos placas de metal llamados "waffer" muy pesadas, conectadas con anillas y portables con unos brazos de madera. Algunas de estas gofreras tenían en los grabados de las placas los diseños del propietario, así como sus blasones, en lugar de la actual celda de abeja que imprime esa forma de rejilla al waffle.

Gofre dulce de canela y azúcar

Existen diferentes variedades de waffles según su lugar de procedencia:
  1. Gofres belgas. Preparados a base de una masa de levadura, aligerada con clara de huevo batido, con el objeto de darle una textura muy crujiente al final. Se sirven calientes recubiertos de azúcar, miel, chocolate, frutas, nata e incluso helados. 
  2. Gofre de Lieja. De la ciudad de Liège, al este de Bélgica. Fue inventado en el siglo XVIII. Es mucho más pequeño, dulce y denso que los gofres belgas y poseen una característica que los distingue: una capa de caramelo líquido que lo recubre, resultado de una adición en el último momento a la masa de sirope, que le da un sabor muy distintivo. La mayoría de estos gofres se sirven sin acompañamiento alguno, aunque en ocasiones es posible darles un leve sabor y aroma a vainilla y canela.
  3. Gofres norteamericanos. Se elaboran con una masa de levadura en polvo, en lugar de las tradicionales levaduras. Fueron introducidos por primera vez en Norteamérica en 1620 por unos colonos procedentes de Holanda. Se sirven como alimento dulce en los desayunos, cubierto de mantequilla, diversos tipos de siropes, azúcares espolvoreados o miel y pueden encontrarse también en diversos platos salados como el chicken and waffles e incluso con estofado de judías. Son densos y más finos que los gofres belgas.
  4. Gofres de Virginia. Tienen la particularidad de estar elaborados con harina de arroz o harina de maíz en lugar de harina de trigo.
  5. Gofres de patata o potato waffle. Muy famosos en el Reino Unido. Son servidos generalmente con alimentos salados y están elaborados con patata, aceite y diversas salsas. Estos gofres se cocinan al horno, a la parrilla, en una tostadora e incluso fritos, siendo servidos como plato de acompañamiento o un simple snack.
  6. Gofre al estilo de Hong Kong.  Se denominan “pastel de rejilla”. Son muy similares a los gofres europeos pero de mayor tamaño, ligeros y nada densos, de formas redondeadas y divididos en cuatro cuartos. Se untan con mantequilla, crema de maní (mantequilla de cacahuetes) y/o azúcar, doblándose en semicírculos para ser ingeridos. Suelen servirse como snack. En su receta se emplea huevo, azúcar y leche evaporada para darle un sabor más dulce. Tienen un sabor y un aroma muy pronunciado a yema de huevo. Se suelen elaborar con otros sabores como chocolate y melón.


Para hacer esta receta es imprescindible contar con una gofrera, máquina que permite cocinar los gofres y que suelen estar fabricadas de metal antiadherente. Tienen dos bases en forma de rejilla con dibujos diferentes que permite darles su forma tradicional, gracias al calor que transfiere a la masa.

INGREDIENTES:
250 gramos harina
25 gramos levadura fresca u 8 gramos levadura seca
150 gramos azúcar
200 ml. leche
100 gramos mantequilla sin sal
Una pizca de sal
1 sobre azúcar avainillado o unas gotas de esencia de vainilla
2 huevos (separar yemas y claras)



PREPARACIÓN:
  • En un cazo, poner a calentar a fuego medio toda la leche EXCEPTO UN POQUITO que utilizaremos para disolver la levadura. Añadir la mantequilla y dejar que se vaya fundiendo sin que llegue a hervir. Cuanto esté completamente fundida, apartar del fuego y reservar hasta que se enfríe. Después, en un bol, añadir las dos yemas de huevo, que batiremos bien y a continuación, la leche templada.
  • Calentar en el microondas el vasito de leche apartado y disolver la levadura si la hemos utilizado fresca. En caso de utilizar levadura seca, añadir directamente junto a la harina.
  • En un bol grande, tamizar la harina y la levadura si la hemos utilizado seca. Añadir también la el azúcar y la vainilla. Hacer un hueco en el centro de la mezcla de harina y añadir la mezcla de leche, mantequilla y huevos. Mezclar muy bien, hasta obtener una mezcla homogénea y blanda, como una masa de creps un poco más espesa.
  • Cubrir el bol con papel film y dejar reposar a temperatura ambiente (entre 30-40’) hasta que se vuelva esponjosa.
  • Montar las claras a punto de nieve y añadir a la masa con movimientos envolventes, con ayuda de una cuchara de madera, que además ayudará a desgasificar la masa.
  • Enchufar la gofrera. Para que se caliente habrá que dejarla cerrada hasta el piloto se apague, indicador de que ya tiene la temperatura correcta. Aunque las gofreras suelen ser antiadherentes suele engrasarse con unas pinceladas de aceite de girasol.
  • Depositar 2 o 3 cucharadas de masa en la superficie de la gofrera (no añadir demasiada masa porque puede desbordarse). Cerrar la gofrera y dejar cocinar por espacio de unos 5’ aprox.
  • Sacar el gofre de la plancha con cuidado con ayuda de una espátula y dejar reposar unos segundos.
  • Servir calientes, acompañados de una nuez de mantequillas y los ingredientes que más os gusten como frutas, mermeladas, sirope de arce, chocolate, nata, huevo, jamón, bacon, lechuga y tomate…

¡Salud! Que los disfrutéis...
         
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7 comentarios:

  1. Curioso. Nunca pensé hacer masa de gofres. En mi casa pueden gustar un montón. Lo intentaré. Paz

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  2. Gofres salados?? No sabía que existian... Eva

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  3. Que original los gofres salados!! Me encanta la receta de hoy. Lourdes

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  4. Que receta más rica. Con nata y sirope de arce o chocolate están increíbles. Marta

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  5. Me encantan los waffles!! Nunca los he comido caseros. Y menos, salados. Rita

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  6. Lo malo de hacer gofres es que hay que comprar la gofrera. Que lata! Miriam

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  7. Muchas gracias por vuestros comentarios. Ya sé que la receta de hoy es diferente, más por su faceta salada que por la dulce. No lo dudéis!!! Probad los gofres porque os van a encantar...

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